viernes, 28 de agosto de 2009

Paz Interior

El otro día a la orilla del mar me senté. Escuchaba las olas con las piedras chocar y el canto de las aves que arriba veía volar. También oí las palmas vibrar al tocar el viento que venía desde el mar. Era la mejor de las piezas que nunca antes había escuchado. La sinfónica de la Naturaleza. Sonido Celestial. Nunca lo he de olvidar.

Este recuerdo lo uso como terapia cada vez que alguien me quiere alterar, engañar o hacerme perder el tiempo.
Cuando recuerdas momentos como estos, y lo comparas con la bulla que de la boca de muchos sale, ahí es donde entenderás que no es de tolerancia que yo estoy hecho, si no de una verdadera indiferencia a lo que poco importa.
“Que se va a caer el cielo”, muchos gritan y corren! Entonces, digo yo, “Como no puedo yo detenerlo, ¿qué hago?”.

¿Qué si yo un día hace muchos años sin querer fui a una cena en un restaurante con dos tipos zapatos marrones? Si, fue verdad. ¿Y qué? Después de cenar fui a cambiarme el zapato que no quería usar y luego me relajaban mis amigos a carcajadas. Y realmente no me importaron las críticas. Lo que yo si sé es que algunos aún nos recordamos de esa cena y la fiesta que vino después.

Yo no me esclavizo a lo que piense el otro de mí. El otro se esclaviza a mí pensando en mi. .

A las únicas personas que debes complacer aunque sientas vagancia es a tus padres, tus familiares y a aquellos que de verdad te importan y comparte contigo desinteresadamente. Después, nadie tiene derecho a exigirte que hagas a lo que realmente no quieras hacer. Si lo haces asegúrate que te paguen mucho dinero.

Digo esto porque sé que muchos de mis amigos viven del temor que otro piense mal de él. No quieras ser Santo. Es jugar a abrazos con Dios y el diablo. Es malo hacer enemistades, pero no te esclavices a alguien que no te agrada. Dios eventualmente le buscará un amigo que comparta sus valores.

Mi consejo es “no quieras engraciar a alguien que te caiga mal. Recuerda que debes juntarte con los que te agreguen y que tus valores compartan. De lo contrario, aléjate y no te acerques. La gente mala nada tiene que ofrecerte. Y ignora cuan mal piensen, ya que no agregan.

AV

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