“Ahí viene José, el muchacho huérfano, limpiabotas. Es muy tranquilo y limpia muy bien los zapatos, pero ayer lo asaltaron le quitaron el dinero y le rompieron su caja de limpia botas. Se fue a una barra, se dio un jumo, se metió en una pelea con el del colmado y lo metieron preso. Parece que lo soltaron esta mañana…. Ahora se dedica a pedir limosnas…..”
Estos son los hijos de nadie. Nadie los quiere. Nadie los protege. A diario se escuchan barbaridades que a los niños le hacen. ¿Y después? ¿Donde está el culpable que nunca aparece? ¿Que pasa cuando un huérfano deja el trabajo para mendigar?
Este es probablemente el crimen más grave en contra de la humanidad. Abusos a los niños degenera en adultos abusivos, y sigue, por ende, el círculo vicioso. ¿Qué terrible es ser indefenso e impotente?
No es lo mismo cuando un(a) niño(a) crece en un ambiente sano, donde hay respeto, amor y formación, que otro(a) que haya sido abusado(a) desde pequeño(a), se haya educado en la calle y mendiga para comer y llevar dinero a la casa (para que no lo maltraten). De estos primeros surgen gente de mucho éxito, y de estos últimos surgen los antisociales.
Que Dios los proteja.
AV
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