Hoy recuerdo aquellos momentos de alegría y felicidad cuando estaba en la escuela y luego en la universidad. Tenía muchas actividades sociales y un grupo de amigos compuesto por gente buena. Son momentos que muy probablemente nunca volveré a ver. Ahora estos amigos están casados en su mayoría y/o viviendo en el extranjero. Quizás no todos recuerden que buenos momentos pasamos y quizás nunca vuelva a verlos, pero si la dicha lo permite el momento será como si volviéramos a aquellos tiempos.
Ahora la realidad es distinta; mucho trabajo, proyectos, responsabilidades familiares y un grupo nuevo de amigos. Este, también compuesto por gente muy buena. Ahora se dificultan las juntas ya que todos estamos muy ocupados, pero en el fondo los momentos siempre son agradables. Tener buenos amigos, como los que tengo, es una bendición de Dios. A Dios gracias.
En los momentos que estés cabizbajo o quieras celebrar un logro importante no dudes en darme una llamada, amigo(a) mío(a). Yo estoy para las buenas y para las malas. Si quieres un brindis, un consejo o un simple abrazo no dudes en buscarme.
Los amigos son eternos; no tienen fecha de expiración. Quieras o no la realidad es que nuestra amistad solo la muerte la puede separar. Y aún así, te tendré siempre presente, y sé que tu a mi si me voy primero.
Hubo muchas travesuras, buenas fiestas y muchas carcajadas. También tuvimos momentos de discordia, pero eso siempre fueron situaciones pasajeras.
Hoy me tomo una copa por ti amigo(a) querido(a) y brindo por nuestra amistad eterna.
Espero tu llamada.
AV
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